Valiente Víctor:
Aun debiéndote una plática larga sobre tu poemario, aplaudo lo que leí en su momento (la primera copia, leída con fruición, la acabé regalando a un parroquiano del 43 en una de esas noches de don Latino y Max). Tuve la suerte de que me regalaran otra impresa, la edición del Florián, un compañero del María, y ahora la oportunidad de poderte escuchar. De todas, me debo una degustación más pausada, cosa que haré desde estas montañas sanabresas en las que hago las veces de profe de literatura…
Recibe un cordial y amorántico abrazo, Jonvick.
Miguel Merchán